La función de la caricatura no es burlarse del retratado, por el contrario, es rendir tributo a cada una de sus características. Para mí la caricatura es una oportunidad para honrar nuestros rasgos, y no caben los juicios morales respecto del físico. No hay belleza ni fealdad, sólo la oportunidad de reírnos de nosotros mismos.